El Bosque Sonoro surge, durante los días duros del confinamiento, como un proyecto de dinamización y regeneración del municipio rural de Mozota, muy afectado por la despoblación; pero también la recuperación de su entorno natural y como impulso para el sector de la cultura, tan afectado por la pandemia.
Todo ello, desde una perspectiva integradora, sostenible, respetuosa con el entorno y vertebradora del territorio, que ha contado además con la colaboración de los propios vecinos y vecinas.
Un municipio rural con apenas 60 habitantes que ha acondicionado su bosque de ribera de manera natural, para comenzar su actividad con un ciclo de conciertos como León Benavente (12 sept), Stay Homas (18 sept), Coque Malla (25 sept) y Zaragoza Feliz Feliz (26 sept). Los fondos recaudados, junto a los donativos de su 'Fila 0', servirán para la reforestación del entorno, otros proyectos medioambientales y la propia sostenibilidad del proyecto.
No somos un festival, ni hay detrás una gran empresa. Es la unión de los vecinos de este pequeño municipio zaragozano donde viven apenas 60 habitantes que, durante estos meses de pandemia, vieron una oportunidad para hacer algo bonito para su pueblo, buscando al mismo tiempo una oportunidad laboral. “Sólo queremos vivir en nuestro pueblo, trabajando en nuestro pueblo y pasarlo bien haciendo lo que nos gusta”.
La zona donde se realizarán las actividades, con un sentido de continuidad durante el año (no solo conciertos), antiguamente se usaba como lugar de recreo y encuentro de los vecinos de Mozota. Lo que hemos hecho es recuperarlo y acondicionarlo, pero siendo nuestra prioridad la conservación y mejora ambiental del entorno, cuidando mucho que no supusiera un impacto o riesgo para la flora y fauna. Toda la zona donde se ubicará el escenario y sillas ha sido desbrozada por los rebaños del pueblo, libremente. La ribera del río se ha limpiado de árboles muerto, sin interrumpir su cauce ni naturalidad.
Todo ello con un triple objetivo:
1) Preservar el entorno
La pérdida de masa forestal es una lacra que empobrece nuestros entornos, hace disminuir las posibilidades de supervivencia de la fauna, contribuye a la pérdida de suelo fértil, disminuye la biodiversidad y reduce nuestra calidad de vida.
Actuaciones:
- Reforestación de la zona con almendros, almeces, olivos y encinas. ¡Ayúdanos a plantar un árbol!
- Limpieza de senderos y chopera municipal de desechos y plásticos.
- Desbroce natural de la ribera con rebaños
- Acceso y mantenimiento del entorno
2) Combatir la despoblación
En un pueblo en el que la economía se ha basado fundamentalmente en la agricultura y cuyas expectativas de desarrollo son escasas, debido al envejecimiento de la población que la venía llevando a cabo, proponemos un nuevo modelo de desarrollo que, sin olvidar esta explotación tradicional del territorio, posibilite la estabilización de la población más joven del pueblo generando posibilidades de trabajo y evitando así la despoblación, mal endémico de las poblaciones rurales aragonesas.
Actuaciones:
-Creación de 30 de empleos directos e indirectos durante las actividades
-Programación socio-cultural continuada, pendiente de la evolución de la situación (cine de verano, teatro, talleres y actividades infantiles, huerto y granja escuela…)
-Red de colaboración con los pueblos del entorno: restauración, alojamientos…
-Visibilización de negocios y lugares de interés que enriquezcan la visita a estos pueblos
-Señalización y mapa de senderos para rutas a pie y en bici
-Creación de zonas de recreo, con bancos, mesas y parque infantil a partir de elementos naturales
3) Apoyar el tejido cultural
En estos momentos, la industria cultural española se halla sumida en una profunda crisis. El daño producido por el COVID-19 es una hecatombe silenciosa que ha calado hondo en miles de agentes culturales y creadores. Un sector por sí ya muy vulnerable, que luchaba contra la precariedad e invisibilidad por parte de las administraciones.
Desconocemos cuánto tardará esta industria en recuperar su vigor, pero nuestro compromiso es apoyar en la medida de lo posible a sus trabajadores con la programación de un ciclo de conciertos, además de otras actividades. Artistas, pero también técnicos, montadores, representantes, fotógrafos,… Todos aquellos que hacen posible que nos vibre el alma.
No solo porque la cultura sea el eje de desarrollo de cualquier sociedad; sino también porque es la fuente de ingresos de muchas familias, algunas vecinas de nuestro pueblo. Quizá por esa razón sentimos esta batalla también como propia.
Por cada botella de vidrio que se recicla se ahorra la energía necesaria para tener un televisor encendido durante 3 horas.
Reciclar un envase grande de yogur ahorra la energía necesaria para mantener encendida una bombilla durante 1 hora.
Tratar la materia orgánica genera compost, produce biogás para electricidad y evita emisiones de metano.
El mantenimiento de los sistemas que consumen energía garantiza el correcto funcionamiento de las luminarias, los aparatos eléctricos, los sistemas de aislamiento, los sistemas de climatización, etc., evitando el consumo energético por fugas o por mala operatividad.
El diseño de las infraestructuras puede generar una reducción considerable del consumo energético de la instalación y, por tanto, reducir las emisiones de CO2. Para ello es necesario implementar determinados elementos arquitectónicos para aprovechar el calor del sol y la ventilación natural, definir la mejor orientación o utilizar materiales de construcción adecuados.
España es el país de la UE que más utiliza el vehículo privado para trayectos menores a los 3 km. Muchos de estos desplazamientos se pueden realizar a pie invirtiendo una media de 30 minutos y evitando las emisiones de CO2.
El 50% de los viajes en coche en la ciudad son inferiores a 3 kilómetros lo que supone un tiempo de unos 10 min en bicicleta. Además de incentivar el uso de los servicios de bicicleta compartida que ya operan en muchas ciudades españolas se pueden generar políticas que promuevan el uso de la bicicleta para movernos por la ciudad cómodamente con cero emisiones de CO2.
Con 170 kilos de consumo anual por habitante, España ocupa el puesto 24 en el ranking mundial, lejos de los más de 300 kilos de papel y cartón que consume al año una persona belga, una luxemburguesa o una estadounidense.
El impacto para el clima de la producción local es, como mínimo, 5 veces menor que la producción deslocalizada. Además de reducir la huella de carbono de los productos, favoreces la economía local (hipótesis basada en datos de alimentos. TCO2/año actualización alimentos kilométricos. Dato INE empresas alimentarias).
El diseño de las infraestructuras puede generar una reducción considerable del consumo energético de la instalación y, por tanto, reducir las emisiones de CO2. Para ello es necesario implementar determinados elementos arquitectónicos para aprovechar el calor del sol y la ventilación natural, definir la mejor orientación o utilizar materiales de construcción adecuados.